A raíz de la necesidad de empleo y educación vinculada al trabajo, Austin Powder decidió que los ejes de sustentabilidad de la empresa se basen en el desarrollo de proveedores locales y la inclusión laboral. La empresa actualmente está poniendo sus energías en un programa de RSE que tiene vinculación directa con El Arca, una ONG mendocina que busca sentar bases en Salta. Juntos realizan tareas de relevamiento social, capacitación y puesta en marcha de productos y servicios locales. De esta forma, mientras se desarrolla el programa, también se llega a facilitar el desarrollo de una fundación que trabaja para la inclusión y la distribución de las riquezas, basados en la economía social (conceptos esenciales que comparte la empresa).
En una extensa charla con Mariana Faccio, Gerente de Relaciones Institucionales de Austin, Comunidad RSE pudo conocer más sobre un proyecto que, paso a paso, fue expresando que con voluntad, compromiso y alianzas productivas, los sueños se convierten en realidades concretas.

¿Cómo plantea el eje de sustentabilidad Austin Powder en Salta?
En El Galpón uno de los mayores problemas es la falta de trabajo. Desde que llegamos estamos investigando estas cuestiones sociales. Nos entrevistamos con líderes sociales: desde el intendente, sacerdotes, gente del centro vecinal, gente de defensa civil, de la policía, etc.
Una vez detectadas estas cuestiones, comenzamos a diseñar y a definir nuestra política de sustentabilidad, en función de las necesidades y acordes a las políticas de la empresa. La decisión fue trabajar sobre los ejes de necesidad de empleo y educación vinculada al trabajo, lo cual no significa que no haya otras necesidades en el lugar. Pero nosotros pusimos las energías en estos pilares.
Con el simple hecho de instalarse allí, están solucionando parte del problema…
No consideramos que venimos a solucionarlos pero sí somos conscientes de que estamos empleando a 520 personas más o menos en lo que es la fase de construcción de la planta. Una vez que esté lista van a ser 230 empleados.
Para El Galpón este número es muy importante…
Si, tal cual. Son 230 personas que ingresan al sistema de empleo y de economía formal. En este sentido hay dos cosas que priorizamos: la contratación de mano de obra local y el desarrollo de los proveedores locales. Cuando llegamos había gente que no nos podía proveer de algún servicio porque no contaba con facturas. Por ejemplo, el servicio de gastronomía que se les brinda a los trabajadores de la planta: cuando llegamos, la señora encargada tenía una empresa de catering y tres colaboradores, hoy trabajan con ella 25 personas. A esto me refiero cuando hablamos de ‘colaborar con su desarrollo’.
¿Cómo hicieron para que estos proveedores comiencen a facturar?
Estos proveedores se enfrentaron con otra realidad dado que estaban inmersos en un circuito que no les demandaba lo que ahora nosotros sí. No tenían facturas y no podíamos cerrar un acuerdo comercial con ellos, entonces decidimos traer personas que los capaciten en cuestiones básicas, como inscribirse como monotributistas.
¿Cómo surge el acercamiento con El Arca?
Hace 4 años que estamos en Salta e hicimos muchas cosas con la comunidad pero no queremos quedarnos en el asistencialismo. Arreglamos escuelas, hicimos el cercado perimetral de la salita, es decir, damos respuesta a un montón de pedidos, pero esto es asistencialismo. Estamos de acuerdo, pero en nuestro caso lo que queremos es generar y desarrollar acciones que le permitan a la gente el desarrollo de una fuente de trabajo.
Me acerqué a la fundación El Arca de Mendoza. Ellos comenzaron hace 11 años a raíz de la necesidad de trabajo por parte de la gente, en una Argentina sumergida en una crisis económica y social. El director de un colegio nocturno de allá se da cuenta de que sus alumnos llegaban con necesidades de trabajo insatisfechas. De él surge la idea de pensar en hacer cosas para enfrentar esta realidad y es así como ellos comienzan y se desarrollan.
Es un sistema que permite la inclusión, desarrolla el trabajo, distribuye la riqueza, y esas son cosas con las que la empresa está de acuerdo. Con la puesta en marcha del trabajo en conjunto arrancamos en enero.
¿Ya realizaron acciones similares hicieron en Rafaela?
No lo hicimos en Rafaela y, a raíz de lo que sucede en El Galpón, estamos trabajando para lograr algo allí también. El Arca tiene este sistema en Córdoba, en Mendoza y en Neuquén, se está instalando en Salta y es lo queremos para Rafaela. Queremos sembrar la semilla.
¿Cómo detectaron los rubros de desarrollo de trabajo?
Lo primero que hicimos fue hacer un gran relevamiento del lugar, indicadores, números y estadísticas. Por ejemplo, el año pasado realizamos una encuesta que tuvo que ver con las actividades de las mujeres. Tomamos una muestra de 300 mujeres, para determinar qué hacían en sus tiempos libres y los intereses que tenían, todo esto porque el espectro de empleo para las mujeres allí no es tan amplio. En base a esto desarrollamos una serie de cursos de cocina. Todos los cursos que damos tienen que tener una habilitación y la obtuvieron a través de la Escuela y Fundación de Gastronomía del Norte. Mucha gente que realizó este curso salió trabajando en empresas de catering o bien, haciendo productos desde sus casas.
Además de estas investigaciones previas, con El Arca comenzamos a generar reuniones con la comunidad y a mapear a los diferentes productores del lugar. A modo de anécdota, en las primeras reuniones nos encontramos con que la gente nos decía: “aquí no hay nadie que quiera trabajar”, “aquí la gente no hace nada”, “no creemos que funcione el proyecto”. Pero una vez que comenzamos a indagar sobre los productores, nos dimos cuenta que eran muchos: el número cerró en 84 productores.
La segunda etapa, luego de contactarlos a los productores, consistió en validar la idea con los diferentes actores sociales: intendentes, directores de colegio, concejales, etc. Llenamos 4 paredes de una sala con fotos de las personas produciendo. Ellos conocían a todos, pero verlos juntos fue impactante. Hasta aquí nos llevó en tiempo un mes y medio.
¿Cuál fue la siguiente etapa?
La de charlas comunitarias en las que expresábamos las experiencias de El Arca. En la primera charla pensábamos que nadie iba a venir ya que se desencadenó una lluvia torrencial y estábamos a 3 cuadras de la plaza, en un pueblo en el que todo pasa por la plaza. Si uno se aleja de este lugar, se complica la convocatoria. Sin embargo y a pesar de todo, asistieron 60 personas.
¿Cómo comunicaron la iniciativa de la reunión?
Visitando casa por casa, hablando por la radio. Para esta ocasión viajaron a Salta 4 productores de Mendoza, personas de 50 a 60 años, humildes y trabajadores que le contaron a la gente de El Galpón cómo empezaron a desarrollarse 11 años atrás. Contaron, por ejemplo, que hoy en día El Arca vende 25 mil prendas de trabajo a Arcor, brinda servicios de catering a reuniones de 2 mil personas, etc.
Luego pasamos a definir grupos de trabajos, cada cual con un líder que se destacaba en cada actividad. Una característica importante de El Arca es que junta productores y consumidores al mismo tiempo. Entonces, cuando se piensa en un producto, se encuentra el productor y la persona que va a consumir. El no tener mercado es el mayor problema de los emprendedores. El Arca plantea las cosas al revés: mira el mercado, luego el producto.
La agrupación por área fue así: los que podían desarrollar prendas textiles, en función de la ropa para el trabajo. Otra área tiene que ver con la salsa de tomate. La idea es arrancar con conservas y viene de la mano de los conocimientos que tienen en el rubro las personas de Mendoza, sumado a que en El Galpón los tomates crecen muy fácil. La idea para más adelante es impulsar nuestra propia producción de tomates para poder desarrollar conservas, dado que con una hectárea se producen 50 mil kilos de tomate. Ya hay gente que se comprometió a prestarnos el lugar para producir.
La siguiente área es la artesanía. En el lugar se produce mucho con maderas, cuero, decoupage, telares y pinturas. En este caso se eligen algunos modelos y se produce en función de la demanda.
El otro eje es el servicio de catering y es el que más está funcionando. Les estamos llevando el servicio de desayuno a la planta. En esta área participan 10 productoras que se organizan y ellas mismas hacen las facturas, pastafrolas, pan salado, etc.
Y en todas las áreas, lo que inculcamos es la comunión y el poder de organización para enfrentar los imprevistos que puedan surgir.
¿Quiénes terminan de darles el visto bueno a los productos, sobre todo a los alimentos?
Otro convenio que se hizo a raíz del programa es con la gente del INTA e INTI. Ellos son los que terminan de certificar el producto.
¿A partir de este proceso, otras empresas comenzaron a requerir de estos servicios?
Estamos en un periodo de inicio. Queremos que las áreas que ya están funcionando se vayan aliando a otras empresas de la zona. Esto recién empezó lo que parece sencillo no es tan sencillo, lo hacemos todo a pulmón. Hasta julio vamos a evaluar cómo nos va en las primeras experiencia productiva y después nos lanzaremos a crecer. Austin está dando los primeros pasos para crear una trama social y que la maquina comience a funcionar.
Etapas del Programa de RSE
1 relevamiento e investigación
2 descubrimiento del potencial de los productores locales
3 validación del proyecto por parte de los principales actores sociales
4 detección de las necesidades a cubrir para generar productos y servicios



