Según el índice de progreso social 2017 de la consultoría Deloitte, que tiene como objetivo complementar la evaluación de desarrollo —medida a través del PIB— con una “una visión global de la calidad de vida de la gente”, las empresas no alcanzarán los índices de desarrollo sostenible para 2030 formulados por las Naciones Unidas.
Esto se debe a que el progreso ha sido lento, desigual y no han logrado cubrir todas las áreas de derechos personales. México se encuentra en el lugar 48 (medio superior) del índice de progreso social; por debajo de Perú, Brasil y Panamá.
Las naciones con mayor desempeño, según el estudio, fueron Canadá, Países Bajos, Australia, Reino Unido y Alemania. El primer lugar lo ocupa Dinamarca. A pesar de que no se llegará a los objetivos de 2030, “cuatro años de resultados del índice nos dicen que el mundo está mejorando de manera general en 113 países, de los 128 clasificados que demuestran progreso”.
Las áreas a las que se les da prioridad en los resultados “están principalmente impulsados por mejoras en el acceso a la información, las comunicaciones y la educación avanzada que impulsan el progreso social a escala mundial”.
Tomar con seriedad esa realidad es importante, ya que “solo las compañías sostenibles sobrevivirán en el largo plazo; las que no, quedarán rezagadas. Por eso el desarrollo sostenible no es una moda pasajera: es una obligación”, afirman expertos de KPMG en su estudio de desarrollo sostenible.
La sustentabilidad es uno de los ejes dentro de los objetivos de desarrollo de la ONU. Porque “el futuro está ligado a un ajustado balance que tenga en cuenta tanto a las personas como los recursos dentro y fuera del negocio […] No es acertado acabar con los recursos pesqueros, los bosques, el agua, o contaminar el suelo arable con químicos tóxicos”, aseguran expertos de KPMG.
Con el fin de que las empresas puedan comenzar una ruta crítica para destejer la problemática, la consultora Deloitte tiene una serie de recomendaciones en su estudio del panorama global de sustentabilidad y su impacto en México.
Primero, consideran necesario crear índices que midan el buen gobierno de la empresa, porque más allá de ser una tendencia que se convertirá en pauta, revela su valor real.
La sustentabilidad es parte del nuevo escenario competitivo de los negocios. Segundo, evalúan que las empresas no deben subestimar el poder que tienen las organizaciones no gubernamentales, ni su capacidad de colaborar con ellos para formar alianzas estratégicas que mejoren su desempeño.
Por último, recomiendan que la administración sustentable cuente con control y auditorías de procesos internos. Porque la transparencia permite traducir la información en acciones concretas. Ahora, en su cuarto año, el índice de progreso social 2017 está diseñado para complementar el PIB a través de una visión más integral y medir lo que realmente le importa a las personas.