Histórico acuerdo mundial para combatir el cambio climático

El acuerdo de París, que reemplazará a partir de 2020 al actual Protocolo de Kioto, vincula la suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero a la de las pequeñas islas del Pacífico amenazadas por el nivel de los océanos.

Mandatarios de todo el mundo celebraron ayer el histórico acuerdo adoptado el sábado en París para luchar contra el cambio climático, pero recordaron que la parte más dura del trabajo empieza ahora.

Seis años después del fracaso de Copenhague, 195 países lograron ponerse de acuerdo en la conferencia del clima de París (COP21) para detener el alza de la temperatura del planeta «muy por debajo de los 2º C» y ayudar económicamente a los países más vulnerables al calentamiento global.

«No hay ganadores ni perdedores en la conclusión del acuerdo de París. La justicia climática ganó y trabajamos todos para un futuro más verde», tuiteó el domingo el primer ministro indio, Narendra Modi, para quien «el cambio climático sigue siendo un desafío».

El acuerdo de París, que reemplazará a partir de 2020 al actual Protocolo de Kioto, vincula la suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos y China, a la de las pequeñas islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los océanos.

El grupo de pequeños Estados insulares (AOSIS) fue un actor principal de las negociaciones y logró que el documento final instara a los países a «seguir esforzándose» hasta conseguir frenar el calentamiento global a 1,5º C.

Sin embargo, advirtieron que lo más importante llega ahora. «La historia juzgará el resultado no sobre la base del acuerdo de hoy, sino sobre lo que haremos a partir de hoy», advirtió Thoriq Ibrahim, ministro de Medio Ambiente de Maldivas y presidente de AOSIS.

«Aún queda mucho trabajo por hacer», subrayó la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, mientras que el presidente estadounidense, Barack Obama, estimó que el acuerdo «no resuelve el problema, pero establece el marco sostenible que el mundo necesita para resolver la crisis climática».

En virtud del nuevo acuerdo, los países industrializados, responsables históricos del problema, deberán ayudar financieramente a los países en desarrollo y los emergentes podrán participar también de forma voluntaria.

Los países en desarrollo recibirán un «mínimo» de 100.000 millones de dólares a partir de 2020, una cifra que sería revisada «a más tardar» en 2025.

Todos los países se comprometen, además, a controlar mutuamente sus planes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (INDC), con revisiones quinquenales a partir de 2023, pero deberán esforzarse más si quieren alcanzar el objetivo marcado, ya que las propuestas actuales sólo frenarían el calentamiento a 3º C.

 

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